Manuel Silvela, 4
Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada.
La Fiscalía Anticorrupción investiga y conoce de los procesos de especial trascendencia, relativos a los delitos económicos u otros cometidos por funcionarios públicos en el ejercicio de sus cargos relacionados con el fenómeno de la corrupción.
También asume la investigación de los delitos económicos cometidos por grupos organizados, salvo que sean de competencia específica de la Fiscalía Antidroga o de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
Fue creada en 1995, en la época del cuarto Gobierno de Felipe González, a través de la Ley 10/1995 de 24 de abril, siendo ministro de Justicia Juan Alberto Belloch y fiscal general del Estado el magistrado Carlos Granados.
Su primer fiscal jefe fue Carlos Jiménez Villarejo, que ocupó el cargo hasta el año 2003.
Posteriormente, siendo fiscal general del Estado Jesús Cardenal, este propuso la supresión de la Fiscalía, al considerar que «es bueno, lo mismo que las demás no son especialidades, en el sentido de que no tienen una fiscalía especial salvo la de drogas, que esto fuera de competencia de todos los fiscales». Esta propuesta, que recibió el rechazo de la oposición política y de las asociaciones de fiscales, y que no fue atendida por el Gobierno de Aznar, no prosperó. En 2004 la Fiscalía Anticorrupción estaba al borde de la desaparición, tras los conflictos derivados del cese de Jiménez Villarejo. Disponía solamente de diez fiscales, nueve en Madrid, y uno en Barcelona, con una sede central situada en un piso de Madrid, y una sola Fiscalía Delegada en Cataluña.
Durante el mandato de su sucesor, el magistrado Cándido Conde-Pumpido, se potenció la Fiscalía Anticorrupción, reformando el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal en 2007, para otorgarle nuevas competencias, convirtiéndola en Fiscalía contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada. En este sentido, un año antes Conde-Pumpido había creado seis nuevas delegaciones territoriales, en lugares conflictivos de la costa, y a partir de ese momento se comenzó a reforzar la plantilla, tanto en la sede central como en las delegaciones.
En 2011 la Fiscalía Anticorrupción disponía ya de cuarenta fiscales, entre la sede central y las delegaciones, su sede central se trasladó a un edificio propio, en la calle Manuel Silvela de Madrid, y se habían creado una docena de Fiscalías Delegadas, además de potenciarse los cuatro equipos de apoyo de que disponía la Fiscalía, procedentes de la Intervención General de la Administración del Estado, la Agencia Tributaria, la Policía Nacional y la Guardia Civil.
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Patologías








Obra Finalizada
